Tanto los garbanzos como la espinaca son buena fuente de nutrientes para nuestro organismo.
La espinaca es un excelente recurso natural de vitaminas, fibras y minerales, que, en comparación con las carnes, aporta pocas calorías y no contiene grasas. Es también rica en fitonutrientes, especialmente el betacaroteno y la luteína, convirtiéndola en un vegetal con propiedades antioxidantes que nos protegen del daño celular. Sus tallos son más ricos en fibra que las hojas. Además, promueve el transporte y depósito de oxígeno en los tejidos, aumenta la fuerza muscular, ayuda a bajar de peso y favorece el tránsito intestinal y por si fuera poco mejora la visión y mantiene la presión arterial balanceada.
El garbanzo (cicer arietinum) es una especie de leguminosa, muy extendida en la India y en el ámbito mediterráneo. Esta legumbre tiene importantes cualidades culinarias y nutritivas. Es rica en hidratos de carbono de absorción lenta, por lo que proporciona energía, pero con unos niveles de azúcar en sangre muy controlados. Este efecto la hace muy beneficiosa para los diabéticos que deben controlar los niveles de glucosa, así como prevenir la resistencia a la insulina, fase previa a la diabetes.
Ahora, cuando los unimos en una receta el nivel es superior tanto en sabor como en componentes nutritivos.
Ingredientes:
1 mazo de espinacas
1 taza de garbanzos cocidos
1 taza de salsa bechamel
1 cebolla pequeña
1 diente de ajo
½ cucharadita de garam masala
Sal y pimienta al gusto
Agregamos los garbanzos cocidos, la bechamel, el garam masala, sal y pimienta. Revolvemos bien y dejamos cocinar diez minutos más para que todos los sabores se integren.
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